martes, 17 de marzo de 2015

Hacerse un NOMBRE en el arbitraje

¿A qué nadie le discute a Arteaga si sabe de reglamento o no? Y, ¿a qué si se equivoca en una tonta ocasión, nadie le reprocha? ¡Hasta se ríe la gente! ¿A qué si le pasa la misma situación al árbitro que arbitra en un patio de colegio, se lo comen? ¿Cuál es la diferencia? EL NOMBRE. 

Para hacerse un nombre antes hay que haberse curtido en mil batallas, saber más que nadie del reglamento, saberse explicar cuando hace falta, tener mano izquierda con la gente y dejarse querer:

1. Cuantos más partidos hagas, más experiencia coges en el control de jugadas.
2. El conocimiento del reglamento da confianza para saber lo que es justo y lo que no.
3. No es necesario ser un gran orador ni dar clases magistrales de baloncesto. Simplemente, con tener unas pocas frases hechas para decirlas en determinadas ocasiones sirve.
4. Tener mano izquierda no es tener que aguantar todo tipo de protestas y acciones con tal de no castigar y llevarse bien con la gente. Es dejar claro que no quieres que te toreen sin sancionar al infractor. Un ejemplo es que si algún jugador te vacila, ser capaz de contestar sin llegar a faltar al respeto dejándole en su sitio y que no sea capaz de contestarte.
5. Aceptar las críticas, ponerse en el lugar del que protesta, ser amable, humilde y agradecido, te ayudará a mejorar no solo como árbitro sino como persona. 

Fácil, ¿verdad? Pues, no. No es nada fácil. Por eso es tan necesario trabajarlo y solo el tiempo dirá si te mereces tener un NOMBRE.


No hay comentarios:

Publicar un comentario